domingo, 10 de abril de 2011

EL AMOR Y LA LOCURA




Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.

Cuando el ABURRIMIENTO ya había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: ¿Vamos a jugar a las escondidas?

La INTRIGA levantó la ceja intrigada, y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:   ¿A las escondidas? ¿Y eso cómo es?

Es un juego -Explicó la LOCURA-, en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden; y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar con el juego.

El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA, la ALEGRIA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA a la que nunca le interesaba nada.

Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse... ¿para qué? Si al final siempre la encontraban.
La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la COBARDIA prefirió no arriesgarse....

UNO, DOS, TRES ..... comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra en el camino.
La FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol mas alto.

La GENEROSIDAD casi no alcanza a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos...
¿Un lago cristalino? (ideal para la BELLEZA).
¿La hendija de un árbol? (perfecto para la TIMIDEZ).
¿El vuelo de la mariposa? (Lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD).
¿Una ráfaga de viento? (magnífico para la LIBERTAD).
Así terminó por ocultarse en un rayito de Sol.

El EGOISMO, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo...... pero solo para él.
La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira , en realidad se escondió detrás del arco iris) y la PASION y el DESEO en el centro de los volcanes.
El OLVIDO..... se me olvido donde se escondió.... pero eso no es lo importante.
Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y estremecido decidió esconderse entre sus flores.

UN MILLON. Contó la LOCURA y comenzó a buscar...

La primera en aparecer fue la PEREZA solo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a la FE discutiendo con DIOS en el cielo sobre Teología.
Y la PASION y el DESEO, se sintieron en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba el TRIUNFO.
Al EGOISMO no tuvo ni que buscarlo. El solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA, y con la DUDA resultó mas fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, al TALENTO entre la hierba fresca; la ANGUSTIA en una oscura cueva, a la MENTIRA detrás del arco iris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta al OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas....

Pero solo el AMOR, no aparecía por ningún sitio....

La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de la montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas.... Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas hasta que un doloroso grito se escuchó....
Las espinas habían herido en los ojos al AMOR... la LOCURA no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo....

Desde entonces; desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la TIERRA...

"EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA".

domingo, 2 de enero de 2011

Jano


Jano (en latín Janus) es, en la mitología romana, un dios que tenía dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil, padre de Fontus. Jano era el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a Enero). Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se lo invocaba también al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega.

Para Jano no hay presente; el presente es apenas el fugaz instante que divide lo que se fue de lo que viene, sin fijarse ni detenerse en ninguno de los dos.

Para Enero tampoco hay presente: una cara recuerda el año transcurrido, y la otra cara es esperanza de lo porvenir. Y esta dualidad parece imprimirse igualmente en los hombres, tomando a veces la forma de una indecisión que impide reconocer claramente el camino a seguir.

Pero la dualidad de Jano tiene su parte positiva y su parte negativa; una para imitarla, la otra para rechazarla. Lo malo de la dualidad es la incertidumbre, el no saber qué hacer ni a qué fuerzas ceder. Lo bueno de la dualidad es la posibilidad de construir hacia delante sin despreciar la experiencia de la historia pasada.

En la palabra Jano, Ianus en latín, es reconocible la raíz indoeuropea que podemos identificar como “tránsito”, “paso hacia otro lugar”; este significado se encuentra íntimamente ligado con la personalidad del dios y con los atributos que posee. La característica más significativa en la representación del aspecto de este dios, es su carácter doble, es el bien y el mal, lo nuevo y lo viejo, y sobre todo, doble en su aspecto, ya que siempre se le presenta como un personaje bifronte, con dos caras: una imberbe y otra barbuda. Esta dualidad le confiere una extensa visión, ya que no sólo conoce y ve el presente, sino que fundamentalmente rememora el pasado y observa el futuro desde su atalaya omnipresente.

Al igual que Prometeo, Jano es una suerte de héroe cultural, ya que se le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, las leyes y la agricultura, según los romanos este dios aseguraba buenos finales.

En el templo a él dedicado, en la ciudad de Roma, su estatua descansa sobre un pedestal en el centro del mismo, mirando hacia dos puertas: oriente y occidente. Esta posición simbolizaba su dominio sobre las actividades humanas.

Esotericamente estos puntos eran considerados portales asociados a la encarnación de las almas en la tierra. El solsticio de verano, también llamado Janus Infernalis, era la puerta de entrada de las almas destinadas a encarnarse. Interesante este punto ya que la Luna, regente de Cáncer, en la tradición esoterica se asocia al alma y a la información acumulada en encarnaciones. En el plano físico es la fertilidad y todo el proceso de embarazo y parto, es decir el proceso preparatorio a la entrada del alma en la materia.